Bacterias marinas, extraídas a profundidades de hasta tres mil metros en el Golfo de México, han demostrado potencial para mejorar los procesos de tratamiento de aguas negras, lo que podría significar mayor eficiencia en la tecnología de las plantas que realizan actualmente esta tarea.
La colecta de las bacterias en el fondo marino se llevó a cabo por parte del Consorcio de Investigación del Golfo de México (Cigom), proyecto nacional e interinstitucional, liderado por el CICESE y dedicado a investigar procesos biogeoquímicos del Golfo, las especies que lo habitan y los daños potenciales ante un posible derrame de hidrocarburos.
En entrevista, Alexei Licea Navarro, investigador del Departamento de Innovación Biomédica del CICESE, recordó que la extracción de bacterias marinas por especialistas del Cigom fue con el interés de detectar aquellas con la capacidad de degradar petróleo.
Sin embargo, al disponer ya de una colección de bacterias extraídas de las profundidades, especialistas del CICESE comenzaron a investigar otras aplicaciones potenciales de estos microorganismos.
"Estas bacterias que degradan petróleo y sus derivados también pueden degradar materia orgánica. Entonces lo podemos trasladar hacia las plantas de tratamiento de agua, que al final son plantas que están tratando de eliminar la materia orgánica de las aguas negras o incluso aguas grises", apuntó Alexei Licea.
Estimó que al agregar a las bacterias degradadoras de materia orgánica en las plantas de tratamiento se puede eficientizar el proceso hasta un 70 por ciento, ya que con la tecnología actual la materia orgánica se precipita y se transforma en sedimentos, pero no desaparece.
Cuando se integran las bacterias marinas al proceso de tratamiento, estas toman la materia orgánica de las aguas negras como alimento y cuando la materia orgánica se termina los microorganismos mueren, por lo que no es necesario un proceso adicional.
"El tratamiento es similar –subrayó Licea– simplemente enriqueces el proceso y entonces, si la planta solo reduce los contaminantes en un 50-60 por ciento, al agregar las bacterias en el proceso normal que usa la planta tratadora hará que se degrade toda la materia orgánica e incremente su eficiencia hasta eliminar el 95 por ciento de todos esos contaminantes".
Pruebas a escala
Hasta ahora la eficiencia de las bacterias ha sido probada en laboratorio, pero el equipo de especialistas está listo para escalarlo, es decir, pasar de pruebas en mililitros a decenas de miles de litros.
Alexei Licea explicó que el escalamiento es clave, ya que al aumentar el volumen de agua, otras condiciones como la temperatura, los factores ambientales externos y la interacción con otras bacterias, intervienen también en el proceso.
"Ahorita estamos listos para pasar a la etapa de escalamiento –afirmó– pero se necesita dinero para poder producir bacterias. Tenemos una pequeña cantidad de bacterias, entonces si lo vamos a probar en una planta de tratamiento, que además son millones y millones de litros por segundo, necesitamos agregar una gran cantidad de bacterias".
Aunque esta es una tecnología que ya existe, Alexei Licea considera que la ventaja del CICESE es disponer de una colección de bacterias amplia e integrada por microorganismos recolectados en las profundidades del mar.
"La ventaja de nuestro proyecto es que tenemos bacterias que nadie más tiene, tenemos bacterias de tres mil metros de profundidad. Las otras bacterias que se utilizan normalmente son aisladas en la tierra, a muy bajas profundidades y tienen otras características", concluyó.